Sevilla rebosa de tesoros, pero algunos de sus descubrimientos más bellos se encuentran en sus alrededores. Es el caso de Itálica, la antigua ciudad romana, y el Monasterio de San Isidoro del Campo, dos sitios de gran riqueza histórica que ofrecen un contraste sorprendente. La Guía de la Ciudad de Sevilla se propuso explorar esta fascinante dualidad en un tour organizado. Una excursión de cuatro horas perfectamente orquestada a través de ruinas antiguas y espiritualidad medieval que dejó una huella imborrable.
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Apenas veinte minutos después de salir del centro de Sevilla, el minibús nos deja a las puertas de Itálica, la primera ciudad romana fundada por Escipión el Africano en Hispania y cuna de emperadores como Trajano y Adriano. La visita guiada, con un guía bilingüe francés-inglés y otro hispanohablante, transforma estas ruinas en un auténtico libro de historia.
Antes de adentrarse en el yacimiento arqueológico, es imprescindible una breve pero imprescindible parada en el centro de interpretación. Ubicado a la entrada del yacimiento, este pequeño museo ofrece una visión de la historia de la ciudad a través de paneles informativos claros y algunos artefactos clave. Ofrece la oportunidad de visualizar la importancia de Itálica como cuna de los emperadores romanos Trajano y Adriano. El centro exhibe fragmentos de estatuas y objetos cotidianos descubiertos en el yacimiento, creando una transición perfecta entre nuestro tiempo y la inmensidad de las ruinas que nos esperan. No se pierda esta introducción, que establece el contexto histórico de la excursión.
Nuestra exploración comienza en la Nova Urbs (la ciudad nueva). Aquí descubrimos los planos de las vastas casas patricias. Han pasado siglos, pero aún podemos percibir la opulencia de la época. Los guías nos muestran los sofisticados sistemas de drenaje y, sobre todo, los espectaculares mosaicos que adornan los suelos de las residencias. Sin desvelar demasiado, nos esperan representaciones mitológicas o geométricas en un estado de conservación impresionante a pesar de su exposición al sol. Es una auténtica galería de arte al aire libre.
La ruta recorre las instalaciones de la vida pública romana. La ciudad contaba con sus propios baños, esenciales para la vida social. Caminar por los cimientos permite imaginar a los ciudadanos de la época moviéndose entre el frigidarium (baño frío) y el caldarium (baño caliente). Es también en este punto donde se empieza a comprender la escala de la ciudad, diseñada con asombroso rigor e ingenio, especialmente para aquella época lejana.
El broche de oro a la visita llega al anfiteatro. El contraste con el resto de las ruinas es impactante. Imponente y majestuoso, es uno de los más grandes del Imperio. De pie en la arena o subiendo a sus gradas, la imaginación se apodera de ti. Sientes el peso de la historia, los vítores de la multitud y el poder de la antigua Roma. Es el momento culminante del día; la visita por sí sola ya merece la pena.
El anfiteatro de Itálica se utilizó para representar el Pozo del Dragón en Desembarco del Rey durante las temporadas 7 y 8 de Juego de Tronos. Andalucía sirvió de escenario para muchas de las grabaciones de la serie.
Tras el esplendor y el bullicio —real o imaginario— de la ciudad romana, emprendemos de nuevo un breve viaje a un ambiente radicalmente diferente: el Monasterio de San Isidoro del Campo. Esta transición de la antigüedad pagana al periodo medieval cristiano crea un efecto de gran riqueza histórica.
Este monasterio fortificado, fundado a principios del siglo XIV, es un remanso de paz. Al cruzar sus puertas, te envuelve una atmósfera de calma y contemplación. Su arquitectura es magnífica, fusionando el estilo gótico con el arte mudéjar típico de Andalucía.
El recorrido interior nos permite admirar las dos iglesias, sus claustros y los tesoros artísticos que albergan. Es una oportunidad para apreciar los exquisitos retablos y esculturas, lejos del bullicio de las multitudes sevillanas. Este sitio menos conocido es una joya para quienes buscan un lugar impregnado de historia espiritual y serena belleza arquitectónica.
En el patio del monasterio, los naranjos están empezando a florecer (es septiembre). El guía nos cuenta que la temporada es entre diciembre y marzo, pero estos frutos no son comestibles, a pesar de su dulce aroma.
Esta excursión de medio día fue todo un éxito. El contraste entre la grandeza romana de Itálica y la serenidad del monasterio ofrece una visión completa de la historia andaluza.
La visita guiada resultó ser la elección ideal:
La ciudad de Itálica y el monasterio de San Isidoro del Campo se encuentran en Santiponce, al norte de Sevilla.
Los precios de las entradas pueden variar, pero aquí hay una descripción general típica (excluyendo el costo de la visita guiada):
El tour organizado que elegimos incluye transporte y entradas en el precio total, simplificando la logística.
En resumen, si visitas Sevilla y buscas una escapada matutina llena de cultura e historia, esta excursión organizada a Itálica y al Monasterio de San Isidoro del Campo es muy recomendable. Es una forma sencilla e informativa de recorrer más de dos milenios de historia.
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