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Los Pueblos Blancos son una serie de pueblos tradicionales andaluces, la mayoría de los cuales se encuentran en las provincias de Cádiz y Málaga. Enclavados en la ladera de la montaña, se reconocen por sus casas encaladas, techos de teja roja, calles estrechas y patios floridos.
La historia de estos pueblos está ligada al periodo de Al-Ándalus. Muchos de ellos se construyeron durante la época medieval, una época caracterizada por una inseguridad generalizada. Sus posiciones estratégicas, a menudo encaramadas en lo alto de colinas, sirvieron como bastiones defensivos para los moros. Los muros de las casas estaban recubiertos de cal blanca, cuyas propiedades antisépticas ayudaban eficazmente a prevenir la propagación de epidemias. El uso del blanco también reflejaba el calor del sol, manteniendo las casas frescas durante los intensos veranos andaluces.
Tras la Reconquista, los reyes cristianos conquistaron estas fortalezas una a una, pero se conservaron la arquitectura y el urbanismo árabes. Por lo tanto, estos pueblos son lugares únicos.
La mejor manera de llegar a los Pueblos Blancos desde Sevilla es alquilando un coche. Es, sin duda , la opción más flexible y cómoda, ya que los pueblos están dispersos por la sierra y la red de autobuses entre ellos es limitada. Las carreteras están en buen estado y el paisaje es espectacular.
Si no quieres conducir, muchas agencias en Sevilla ofrecen excursiones de un día a los Pueblos Blancos. Es una buena alternativa, aunque no te permite explorar a tu propio ritmo.
Del mismo modo, existen rutas de autobús entre Sevilla y algunos pueblos, como Ronda o Arcos de la Frontera, pero puede ser más complicado visitar varios pueblos en un día.
A continuación te presentamos una selección de los pueblos más emblemáticos y fácilmente accesibles desde Sevilla:
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